Op-ed - La práctica hace al
maestro. La investigación también. – Lucy Tatiana Galvis Peñuela.
“La vida es solo una, y hay que
vivirla”, parece recitar Pepe Mujica en su discurso ante la ONU, convencido de
la felicidad como parte de su propuesta de sostenibilidad en el desarrollo.
¿Para qué queremos trabajar ocho horas? – Recuerdo la esencia del mensaje – les
hemos reducido a seis horas y ahora consiguen dos trabajos para pagar los
bienes de consumo que han comprado, y trabajan más.
La educación ya no forma para la
vida, ¿alguna vez lo hizo? Gran reto para la estrategia, otro tanto para la
táctica. Las actividades de los niños en las aulas de clase en Colombia, no
parecen rendir sus frutos. Aducen el problema al diseño de las aulas, hay niños
aprendiendo en malocas, tanto como a orillas del mar. Qué escenarios más
apropiados dirían los maestros inspirados. Cierto en algunas épocas del año, no
cuando llueve. Y a esa incomodidad al ir a estudiar, ir al colegio en algunas
regiones del país es prácticamente viajar varias horas hasta el plantel, se
suma el amontonamiento de los niños alrededor de una profesora que no sabe cómo
sacarse de la manga el material pedagógico de la clase. Ese, que según los
expertos, ayuda a la nemotecnia y al desarrollo de las habilidades y
competencias. Y aún con toda la arquitectura dispuesta, y los útiles a la mano,
estamos lejos de conseguir que nuestros maestros desarrollen una clase
memorable para sus estudiantes.
Memorable en términos de que ese
conocimiento apele a las prioridades, a la pertinencia, y al despertar del interés.
Las clases no emocionan, no dejan huellas indelebles. Pese a todas las
actividades de planeación, los Proyectos Educativos Institucionales, PEI’s, los
maestros no consiguen dosificar los contenidos, los niños no son botes de
basura, quizás sea hora de pensar que menos es más.
Cada contenido encuentra su
forma. Cada porción de conocimiento que vayamos a entregar, su metodología y
material de apoyo. Debemos preguntarnos frente a cada bloque de contenido cuál
es la esencia de esto que queremos enseñar, porque aprendizaje que no estimule
la adquisición de nuevos aprendizajes, no funciona. ¿Qué nos motiva a seguir
investigando en ese filón de conocimiento por años? ¿Qué nos estimula a
aprender a aprender?
Y es que en el hombre hay unas
pocas preguntas básicas, unas ontológicas, ¿quién soy?, otras epistemológicas, ¿cómo
organizo lo que aprendo del mundo?, otras lógicas, ¿tiene sentido esto que
pienso, digo y hago?, muchas preguntas éticas, y algunas preguntas prácticas. Luego,
¿en qué consiste evolucionar el currículum para hacer de estas clases de
colegio contenidos más dinámicos, flexibles, apropiados para el contexto,
actualizados, y funcionales?
Hemos estado pensando cada
materia dentro del currículo como un bloque separado de los otros, las
ciencias, las matemáticas, el lenguaje, las sociales, las artes, los deportes,
los sistemas. No existe una cohesión con lo que consideramos valores
importantes para la comunidad, éticas, criterios, sentidos y experiencias diarias,
el sentido ontológico que me dice que una clase de biología es importante
porque estamos conectados con el mundo, aquello que nos propone poner en
práctica, durante toda nuestra vida, la idea de la tolerancia frente a las
diferencias y que por eso son importantes las sociales. El problema no es
ubicar en un mapa los hitos geográficos del país, sino entender el por qué
somos un país soberano y cómo ejercer esa soberanía. En qué consiste la
experiencia de ser ciudadano, que dicen nuestros sentidos del territorio que
recorremos, cómo nos reconocemos como humanos, cómo nos ven y cómo vemos a los
otros.
Un ejemplo sería el uso del
lenguaje. Importante para comunicar nuestras opiniones, una lengua no se
aprende si no entendemos su lógica, esos aspectos culturales que aprendemos
desde la infancia y que están presentes en la forma misma de la enseñanza.
Comparando el aprendizaje de idiomas en los niños, se puede establecer una gran
diferencia entre el aprendizaje, por ejemplo, del inglés como segunda lengua desde
la gramática, a su aprendizaje en el kindergarten norteamericano o inglés por
hablantes nativos. Cada canción infantil facilita la comprensión de las
palabras, facilita la enunciación, el reconocimiento de ciertos vocablos o
conjuntos de letras, enseña a ubicar las partes de la boca para su correcta
pronunciación, enseñan el ritmo y la musicalidad con la que se habla en ese
idioma, incluye en los contenidos aspectos éticos de la comunidad que habla ese
lenguaje común, comunica con los gestos a la manera en que lo hacen los abuelos,
trae al presente la tradición, y las ideas fuerzas de cada grupo humano,
propone frente a temas como la nacionalidad, la raza, la edad, el género, o la
clase.
Un proyecto de aula no funciona
si no es retórico, sino debate los discursos de la época, si no forma la voz
potente, si no propone esas ideas fuerza que convocan a la acción más allá del
plantel, si no construye criterio, conceptos, argumentación consistente, y
opiniones auténticas. El aprendizaje en el aula nos habla de las ideas de país,
de la nacionalidad, de los procesos identitarios, de esos que hacen que cada
mañana yo quiera salir a trabajar, a estudiar, a hacer mejores cosas por mi
país y por mi familia.
Algunas entidades, en Colombia, hacen
un esfuerzo por capacitar maestros en el área de lenguaje, la lecto-escritura y
la oralidad son fundamentales para el aprendizaje de todas las materias
incluidas las matemáticas, sin embargo, fortalecer los procesos de aula implica
revisar a fondo el ABC de la actividad docente dentro del aula de clase, no
solo la didáctica. Hay que ver los videos de otros maestros alrededor del
mundo, por ejemplo, los videos de las clases de matemáticas ya denotan un
rezago en el kindergarten, ellos incluyen aprestamiento para la programación en
sistemas, y nosotros no, eso supone un
retraso enorme para el país, se nos va a presentar un serio problema de
inclusión tecnológica de no solucionarse.
Lo que sucede ya. Estas
experiencias que apenas comienzan vienen realizándose en las bibliotecas de
Bogotá, hay actividades en las bibliotecas de Colsubsidio, en la biblioteca
CLEO de la Universidad de La Salle, UNIAGRARIA viene pidiendo el servicio, y la
Cámara de Comercio – Compensar comienzan a abrir la convocatoria para la
formación de maestros de los colegios públicos del Distrito. La Alcaldía de
Bogotá está muy interesada en que este proyecto en lecto-escritura y oralidad salga
adelante. Ojalá incluyan como en la antigua Grecia, la lógica, la ética y la
retórica. Encimarles la mayéutica, y que no se diga más.
Sócrates preguntó un día… (Del
anecdotario colombiano, cada quien lo llena como quiera).
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