La salud o la idea de no morir.
Por: Lucy Galvis.
Nómada Contemporánea y Artista Plástica.
Afortunadamente
hoy en día no es necesario recorrer largas jornadas para obtener la misma
sensación de haber adquirido cientos de estímulos de diversas geografías, o
vernos imbuidos en pensamientos divergentes como lo hacemos a través de la web.
Pienso en el parecido entre las pirámides egipcias y aztecas. Tuvieron que
pasar muchos siglos entre unas y otras, y, aun así, pudo haber influencia de
viajeros, la voz a voz ancestral, para tomar esta idea constructiva y
replicarla.
Podemos
decir que somos nómadas actuales pese a la situación de pandemia que por dos
largos años nos inmovilizó en nuestros hogares. Hoy podemos vislumbrar todas
las geografías en cuestión de minutos, comparar y extraer ideas para ser
aplicadas a nuestro contexto, a nuestra propia vida. En las artes, por
supuesto, sigo explorando y contemplando la posibilidad de generar simbiosis
entre culturas y desde ya considero eclecticismos en mi propuesta visual. No de
otro modo ha sido hecho por los gitanos, solo hay que ver la decoración de los
carromatos para observar la mixtura de estilos y épocas.
He querido
constatar, pues, los elementos de la cultura gitana en el contexto de las
culturas primigenias para determinar sus componentes, ¿qué tanto pueden
parecerse los pueblos gitanos actuales a las tribus nómadas y sedentarias de
los primeros años de la humanidad? Viendo a los egipcios, por ejemplo, pensé en
la relación arte – salud en la que he estado interesada, tomando como
significado de salud, lo que no está enfermo, o como mente y cuerpo sano, la
calidad de vida a modo general. Y veía como estaba entre los cánones la
representación de los fallecidos como si fueran más jóvenes, buscaban que
permaneciera en la memoria de sus súbditos la idea de un faraón y su esposa en
plena vitalidad, la fortaleza cultural dependía de ello.
En este
sentido, los gitanos no son diferentes a los demás humanos, pese a que no
tienen arte funerario ni monumental. Las
culturas de todas las épocas han referenciado el estado de salud de las
personas con relación a la muerte, quien muere es porque lo atacó un animal, o
porque hubo una epidemia, o a causa de la guerra, o por vejez, en todos los
casos, ausencia de salud, pero siempre con la idea de que las imágenes como
elemento mágico, puedan llevar a la persona a un mundo más allá de la muerte en
el que recupera la salud al lado de los dioses, lo tiene el arte babilónico, o
como representación de la juventud de quien fallece, como memoria de su
vitalidad.
Vitalismo
es el nombre más apropiado para nombrar al arte gitano actual, los dibujos casi
infantiles, de gran colorido, en su aspecto opuesto, el de la fiesta o
celebración, incluso hablando de la guerra o de la discriminación, hay un
cierto aspecto alegre en su forma.
El alma, el
espíritu, es uno de los aspectos a recuperar de los muertos, mientras que a
medida en que avanzó el ser humano, éste se vio más relacionado con la mente,
la psicología, el psicoanálisis, el estudio de la personalidad, el inconsciente
colectivo de Jung. Aunque es de la antigua Grecia la idea de mente sana en
cuerpo sano, no son pocas las imágenes gitanas con respecto a la personalidad
en el zodiaco.
Estas
observaciones sobre la personalidad humana tienen origen en tiempos de
Babilonia y de Egipto, de hecho la palabra gitano quiere decir “egiptano”,
gente que llega al Mediterráneo por esa ruta, y tiene que ver con el destino,
marcado por la posición de los cuerpos celestes, objeto de múltiples
observaciones también, como podemos constatar en las imágenes de la época,
tanto en Mesopotamia como en las tumbas egipcias de los faraones hay relieves
haciendo alusión al sol, la luna y otros grupos de estrellas, incluso para la
navegación, y era ya importante el desarrollo de las matemáticas.
De ahí que,
aunque no construyeron monumentos, el acervo gitano está compuesto de software,
tal y como lo entendemos. Software para hacer pronósticos y cálculos. Para
determinar una ruta, o para hacer frente a las adversidades de la vida.
Entre esas
adversidades, los artistas gitanos actuales hacen referencia a la
discriminación, como algo que los identifica, tanto como a la posibilidad de
ser herido, producto de las agresiones, la idea de morir a manos de otros. Situaciones
que han de ser prevenidas a través de un ejercicio de relaciones públicas al
que han adosado el arte. Las artes gitanas son un mecanismo consular de buena
voluntad, una manera de presentarse al otro y hacerle corte.
Si bien el
mundo moderno compró muchas ideas de los gitanos, la idea de la juventud, y la
vitalidad, esta idea de la prevención en salud terminó en el desarrollo de
sendas políticas públicas, las personas le tenemos miedo a lo que ha de venir,
nos hunde en la incertidumbre, y los gitanos han resignificado el tema de la
prevención, como “curarse en salud”, en las campañas que buscan prevenir
situaciones de riesgo, nefastas para la comunidad, o la kumpany, como las que
se han instaurado a favor de la paz, de la comprensión mutua, de la tolerancia
a la diferencia, de un mundo en el que todos somos hermanos. De ahí la idea del
arte como salud mental, y del uso de la lectura del tarot y de la carta astral
para adivinar el futuro, a modo de prevención. Si las culturas sedentarias
querían adelantarse al clima para la siembra, los gitanos querían un camino sin
obstáculos, y adivinarlos, mejor aún, calcularlos a través de sus métodos, bajo
la idea de que todo comportamiento se repite y es posible pronosticarlo.
Hay en la
iconografía del arte gitano muchas afluencias, del este y del oeste del mundo,
con respecto a la idea que tenemos del alma y de la personalidad, ideas
expuestas en pequeño formato, en formatos transportables como el diseño de
diarios, de ropa, de mobiliario, y las mismas cartas del tarot y el zodiaco. El
círculo solar, y también el ojo de Dios. Las mandalas, y dibujos de los cielos,
las estrellas. Las figuras son infantiles salpicadas de intuición, Dadá,
inconsciente, y generosidad, tomadas de diversas creencias religiosas,
traspuestas de un lugar a otro de un modo algo azaroso, pero siempre con el
colorido propio de quien crea la obra, ese vitalismo cultural de quien se
reconoce vivo y saludable.
Artistas
gitanos actuales observados: Ceija Stojka, Damian Le Bas, Daniel Baker, Robert
Gabris, Gérard Gartner, Lita Cabellut, Manolo Gómez Romero, Gabi Jiménez, Lola
Ferreruela, Juan Rafael Ferreruela. Fuente: la internet.