El mundo gitano de mi obra.
Por: Lucy Galvis.
Vivo en un
mundo de ideas fragmentadas, preguntándome por ¿qué es la realidad? y sobre ¿cómo
representarla? La astrología me sugiere que la interprete, la interpretaré para
ustedes como quien lee mapas y naipes, aunque resultan algo estáticos e
insuficientes para describir lo gitano, esta raza que recién descubro en mí, el
mundo de las aproximaciones, pero también de los pesos y las medidas, el ojo de
buen cubero. Y es que la vida gitana ni siquiera transcurre entre imágenes,
sino entre vivencias, movilidad e incertidumbre, relatos de juglares que
deconstruyen, adaptan, negocian el territorio y el mundo. La ropa de los
gitanos, incluso, no parece ser fabricada de estampados propios sino de telas
conseguidas en el mercado provenientes de otras culturas y adaptadas al pasar
de los minutos. Adaptación, cambio y movimiento, interpretación más que
representación, recreación más que innovación, el formato de diario de campo en
la web resulta más ventajoso, es sentido de oportunidad, la internet debió ser
inventada pensando en el nomadismo.
Continuando,
en los 60’s y 70’s el hipismo toma la moda gitana, y se augura para el mundo una
nueva época, la era de Acuario, en la que el hombre vivirá con libertad, esa
libertad gitana de la trashumancia, y en un continuo presente, el presente del
homo ludens, el hecho mismo de viajar y descubrir. Jugar con arena y un palito,
dice el saber popular, el maravillarse con lo sencillo. Viajar liviano. Es Allan Watts quien desde la
filosofía oriental trae la meditación a occidente, y es quien mejor explica ese
presente que no es el eterno presente de lo mismo, sino más bien una conciencia
del ahora, el paso del tiempo en el niño que juega. El gitano no construye
imágenes sobre lienzos, su vida viajera no cuenta con un modo de preservar y
trastear las obras, lo suyo está más ligado al ready-made, y a todo tipo de
arte transitorio que no pervive más que en nuestra memoria, y en fotografías,
claramente es el gitano quien trae la fotografía y el cine a América. Es por lo
que decido ubicar mi trabajo en la web, un mecanismo de preservación que no
implica el montaje de la obra en lugar alguno. Un territorio de todos en donde
se comparten las experiencias. La experiencia misma de jugar con un grafito o
con muy pocos elementos que permiten la ideación y el concepto.
La
estructura de mi taller es más bien un mapa mental que me permite construir mis
proyectos en un entorno eventual, mutable. Un espacio que se va adaptando a las
necesidades del día a día, si bien antes era grande, ahora hay carencias de
todo, tuve que acomodarme en una habitación mediana sin campo para proyectos
ambiciosos, con la intimidad suficiente para el pequeño formato. Ni siquiera
espero el día de volverlo a ampliar, este proceso se dará en sí mismo cuando la
economía familiar mejore, o cuando en otras circunstancias encuentre un juguete
mejor con qué producir alguna cosa.
Dada la
circunstancia y la incertidumbre, mi taller es más bien, un plan de trabajo a
corto plazo, una concepción en espiral de este, una obra que tiene preproducción,
producción y postproducción. Planeo mis materiales para series de unas 50 obras
cada vez, preparo un tema a discutir, reviso mis fuentes, y hago largas jornadas
de visualizaciones. Ideo, proyecto, diseño, y boceteo. Para cuando llega el
momento de producir, todo está listo en el taller, tengo lo mínimo necesario
que no es otra cosa que los materiales menos costosos en el mercado, y un plan
de producción casi en serie de la obra. Rescato los procesos, el proceso forma
parte de la obra, el modo de producción, tanto como el resultado final. Y voy
trabajando frente al público, voy desarrollando cada parte del proyecto ante
los espectadores que no son más que mis pocos lectores en el Facebook. Es un
proceso en espiral porque cuando termino y luego retomo, la experiencia
acumulada hace que no empiece de nuevo en ceros, sino justo donde concluí la
experiencia anterior. Es el taller de la experiencia, del evento, del paso del
tiempo, es una puesta en escena, también el contenedor de mi vida cotidiana, de
mi vida gitana. Así, en la web como extensión de mi propuesta, transcurre el
tiempo, y hay una demarcación del trayecto, del recorrido cotidiano de las
ideas, y de las acciones.
En este
contexto surgió Hay Un Lugar, que no es más que todo un manejo de mi presencia
en la web, un mecanismo de comunicación, una estrategia para entrar en contacto
con los otros. Hay Un Lugar pretendió ser revista, y método de aprendizaje del
emprendimiento naranja, y como repositorio de documentos de cuando participé en
la Mesa de Conversaciones en La Habana. Un poco también prensa-escuela. Asimismo,
empieza allí la idea de exponer mis pinturas y dibujos, tanto como mis fotografías
y textos, planteamiento que se extiende al Blogger, a Instagram, a Twitter, a Facebook, a SoundCloud, a Pinterest, y a las más variadas plataformas. Hay Un
Lugar proviene del Había una vez de los cuentos infantiles, y tiene que ver con
hacerse a un espacio, aún a la brava, en la calle. Ganarse su lugar a brazo
partido. Actualmente pienso también en conceptos como: Hábitat. Arquitectura. Diseño.
Calidad de vida. Felicidad.
El lugar tiene
que ver, igualmente, con el estado de la mente, la idea del arte como sanación
(Psicología Gestalt – Psicoanálisis – Jung – Freud). Y sobre el buen vivir y la
convivencia humana, las relaciones entre los géneros, la familia, los hijos (Un
tranvía llamado deseo – Tennessee Williams). Son lecturas y también referentes
para una obra que no concluye con la elaboración del objeto, sino que
trasciende a mi modo de vida en general, y a la apropiación que hago del
entorno en Bogotá, ciudad en donde resido (Dubliners -James Joyce). En mi
investigación está el tema de la Autonomía, tanto como sobre los proyectos STEM
+ ARTES de los colegios, algo que se supone uno debe hacer con los hijos pero
que lo comienza desarrollando en uno mismo, todo esto de utilizar materiales
reciclados o de segundo uso en la obra. Y por tanto forma parte del modo como
me aproximo a la creación de la obra que de algún modo recuerda al cine de La
nouvelle vague, al neorrealismo italiano o al mismo dogma 95 (Dogville), con
tanto interés y avaricia como sobre el estudio que hago sobre los temas de la
terapia, las actividades curativas y restablecedoras del equilibrio, el cómo
combatir el estrés, el autocuidado, el rejuvenecimiento, y la vitalidad. Termino
oficiando de una especie de “Mía Mamma” en la web, que da recomendaciones sobre
todo tipo de temas, con una gran variedad de proyectos en diferentes formatos.
P O R T A F O L I O .
https://lucygalvisobritas.blogspot.com/
La página de los referentes.
http://escueladagobierno.blogspot.com/2022/05/la-pagina-de-los-referentes.html
Watts, Allan, 1940-1973. https://alanwatts.org/
Jung, Carl. El libro rojo, 1914-1930. https://marcosvelez.com/wp-content/uploads/2019/01/El-libro-Rojo-Jung.pdf
(Es un libro con dibujos del mismo Carl Jung.)
Williams, Tennessee. Un tranvía llamado deseo, 1951.
Joyce, James. Dublineses, 1914.
Lucy Tatiana Galvis Peñuela.
Artista Plástica, Realizadora, y Gestora Cultural.
Celular:3204697966
E-mail: lucyzafary@gmail.com
Bogotá.
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