martes, 15 de julio de 2025

Gluttonery - Julio 15 de 2025.

 Es difícil pensar en que la obra artística salga de un impulso sexual y termine como caldo nutricio en la mesa para la familia. Lo cierto es que esto pasa por un proceso de depuración. Primero el acto masturbatorio arroja muchas ideas, caóticas, desordenadas, y luego hay actos de conciencia que permiten establecer cuál de todas es apropiada para nutrir a los hijos. No se trata de censurar, realmente no censuré mucho, sino de encontrar el mecanismo que permita comunicar mejor.

Yo misma he cambiado con el tiempo desde ese primer trauma fundamental que fue en el que pensé por primera vez cuando iba a criar a mis hijos, y es que yo tenía muchos problemas para interactuar con los demás porque el primer día en el que fuí al colegio, una niñita me espetó que yo no podía jugar con ellas porque parecía un niño. Quien sabe si sería el corte de pele, pienso hoy, un corte totumo, pero esa situación me trajo una cadena de sucesos en donde yo desconfiaba de mi propia capacidad de hacer amigos, tanto como de la idea de que parecía un niño. De hecho el ser mamá es una afirmación de mi feminidad. Yo no era brusca, era tierna, y por supuesto que el insulto me descorazonó.

Entonces me puse en la tarea de construir una propuesta para que mis hijos siguieran siendo varoncitos y no mujercitas. Pero cómo hacerlo siendo madre soltera? Quizás, pensé yo, fortaleciendo ante mis hijos la imagen masculina de mi papá quien vivía con nosotros. Eso no es tan difícil, él sí era brusco y patán. Mi papá fué siempre una figura decisiva en mi vida, y tuve muchos problemas con él, en gran parte por su machismo, así que lo incluí también en la propuesta, el cambio debía ser familiar, era importante que aprendiéramos a relacionarnos con todo tipo de personas, se volvió un problema de supervivencia, así no les iban a dar empleo, y además tenían que aprender a relacionarse con las niñas, las mujeres merecemos respeto y ese punto no estaba en cuestión, se me convirtió en un problema de primer órden.

Así fué como los incluí en mi plan de trabajo, compartiendo juntos las artes, es que si las artes sirven para algo, el ejemplo debía comenzar por casa. Puede que esta tarea no sirviera para exposición, y que no me fuera a dar gran reconocimiento en el sector, pero sin duda iba a aprovechar sus características para darle a mi familia una mejor calidad de vida.

Y las artes plásticas resultaron cortas, realmente compartíamos canciones, visitas al circo y al zoológico, el cuidado de mascotas, ricos alimentos, hacíamos videos, bailábamos, y reíamos. No solo dibujos, aunque se produjeron muchos.

Yo tuve, entonces, taller oficina en la casa para estar cerquita a los míos, y la gente, otros artistas y usuarios, entraban y salían todo el día. Hacíamos nuestro trabajo en equipo frente a mis hijos, ellos saben co-crear. Y si el proyecto implicaba intervenir una comunidad, allí estaban ellos en primera fila alimentándose del proceso.

Hacíamos videos, tuvimos un programa de televisión, y ellos compartían con personas de todas las edades, géneros y razas.

No era solo crear una obra, era un happening con continuidad en el tiempo, como vivir un reality. Así ellos disfrutaban de primera mano toda la obra. Una obra a la que se le veían las costuras. Ellos accedían tanto al detrás en escena como en la puesta por obra.

Y así me acostumbré a escribir sobre mi trabajo para los demás espectadores, haciendo todas las anotaciones del detrás de cámaras de todos mis proyectos, recuperando la perspectiva de mis hijos. Estoy trabajando frente a los ojos del espectador, porque si hay algo interesante en la construcción de la obra, es la construcción en sí misma, la gente  quiere saber el qué, el cómo, y el para qué de todo. No solo como una obra acabada y ya, sino como un suceso en movimiento que se crea frente a tus ojos. Muy del circo la idea.

Por eso yo siempre explico y voy desplegando toda la propuesta frente al espectador. Lo hago en la web, lo hago a través de estos blogs. Son muchas las entradas obra. Todo está publicado y me gusta llevar notas de todos mis procesos. Porque en mi trabajo cuenta el proceso. El proceso es el que muestra la magia de la transmutación.

Mis hijos no sacaron sus caldos nutricios de la nada, sino del compartir procesos. Procesos que los modificaban, que les permitían poner a punto sus emociones, practicar sus experiencias con todos.

Estoy orgullosa de ser una mamá artista, creo que eso hace la diferencia, como cocinar desde la creatividad, como decirle a la gente, oye, mira, estás en casa. 

Pienso que mi obra expresa calidez y hogar, y esa pericia de los niños componiendo una imagen.

Recuperaré para mi nuevo ciclo la calidez, eso era lo que tenía el espacio taller antes de las adecuaciones. Mi hogar tiene que ser cálido y habitable, dispuesto para compartir, así como la obra, un fluir de compartir sin medida, con mucho afecto. Un calorcito de hogar. Porque si hay algo que me quitó esa primera experiencia social, que fué tan traumática para mí, fué la sensación de pertenencia, y me sentí sola, ya no estaba en mi casa, de repente me había quedado sin piso, y ya no quería volver al colegio. No aproveché mis lecciones de estar trabajando en mis competencias emocionales y relacionales. Sentía que no lo hacía bien, que la gente no me quería, que no pertenecía. Y entonces este trabajo nutricio me devuelve una parte muy importante de mí. Pertenezco a mi casa, a mi hogar, a mi familia.

Ahora que mis hijos quieren irse, independizarse, es más importante que nunca construir un lugar cálido, cómodo, listo para cuando regresen, y entonces construiré nostalgias, cariños, volver a ser, volver a pertenecer. Me volveré experta en mensajes de texto y en conversaciones en video, para así estar en contacto con mi familia que ahora evoluciona.

Miento, lo más probable es que me sienta sola. Pero recuperar la calidez es importante.

Mis hijos me están diciendo, a donde vamos no puedes ir. Y realmente la pasamos genial. Era buen insumo para mi trabajo en arte.

Tanto maternar para que le digan a uno que ya no va más...

Y eso es lo que pasa, revive el trauma original, no pertenezco luego ya no sé qué hacer de mi trabajo creativo.

Recuperar la calidez. Yo era tierna, era una buena niña, como me hicieron de daño.

Pero yo no quiero hablar del dolor sino de su superación, quiero hablar sobre cómo es posible construir a pesar de todo lo que te hacen.

Me pregunto si a todos estos amigos los tengo que maternar en su vejez? Se sienten por el estilo, abandonados, incapaces de expresarlo. Que soledad, que frío, que precariedad.

Dibujos para los amigos, dibujos cálidos, dibujos a la distancia, dibujos para ser enviados a través de la web. Dibujos para acompañar, dibujos por el whatsapp. Dibujos con saludito. Dibujos para unos pocos, para  ser compartidos, cuando ya nadie habla.

Sembrar, echar semillas. Que se robustezcan, que causen conversación.

Seguir con mis dibujos para publicar, enviar fotos con el celular.

Empezar mañana.

Un dibujo diario.

Dibujos diferentes para cada uno.

Dibujos precarios pero con afecto.

Decir hola. Empezar de nuevo. Primer día de colegio.












miércoles, 9 de julio de 2025

Gluttonery - Julio 9 de 2025.

 Esos tiernos cuidados de los hijos en los que el receptor de la obra  de arte se convierte en emisor de mensajes de aliento y de apoyo. Pero entonces ya no puedo hacer las cosas como se hacían antes. La remodelación del espacio supone una ruptura, un antes y un después en el modelo de estetización de la experiencia vital de la familia, así como los cambios en la gastronomía suponen una oportunidad de avance y exploración. Puede ser como antes pero al revés, ahora ellos proponen y mientras yo hago aquí un dibujito, devolviéndome al parvulario, así los escucho de fondo como los adultos que son. Una madre empequeñecida cuyo rol y función ya no es el mismo, incluso como productora de imágenes que ya no van para el caldo nutricio de la familia, y mucho menos para el mercado del arte, esa nunca fué su función. Un poco menos productora y más receptora de contenidos, una experiencia de la vida y la cotidianidad mediada por la edad que ahora me saca a un segundo plano al no estar en capacidad de reproducirme. La madre y la mujer! Porque como mujer, al no poder acceder a la sexualidad, el entorno me convierte en una maraña de sesos sin emocionalidad y sin sensualidad. Habrá que ver. 

Gluttonery - 9 de julio de 2025.

 Ligado a los procesos volitivos de la sexualidad y la fecundidad están los procesos de embarazo, parto, maternar y crianza. El proceso de embarazo es un periodo de latencia en el que todos los elementos se van organizando para dar como resultado la reproducción de un humano similar al original, con todas sus partes, lo mismo que la obra de arte organiza todas sus formas para dar como resultado un producto que se va a parir. El parto es el momento culmen de este proceso creativo, en el que la forma resultante sale al mundo con la necesidad de ser maternada, sometida a un proceso de nutrición a través de un calostro nutricio que la hará crecer y consolidarse. La crianza es el proceso de socializar la obra, de ponerla en contacto con el mundo, de establecer relaciones simbólicas entre productos creativos, y entre la criatura recién nacida hasta sus 5 años o más y todas estas reproducciones de la realidad a través de los productos creativos. Todo con la idea de fortalecer sus procesos de crecimiento y estructuración. En este sentido, y en mi caso, la producción de obras de arte van más allá de la producción misma del objeto, el texto, el video, el happening, y se convierten en calostro fundamental para la formación de los hijos. Estos procesos tomaron ciclos de 7  años, el mismo tiempo que hay entre un parto y otro, y fueron 5 ciclos de 7 años, relacionados con mi propio proceso de formación, crecimiento y consolidación como artista. Ya son más de 30 años de trabajo ininterrumpido. Son pues etapas caracterizadas por la producción de estos caldos nutricios para la alimentación de la familia. Las obras así vistas se convierten en experiencias, happenings íntimos, que no van al mercado del arte sino que son utilitarios dentro del proceso de crecimiento de los hijos. Son productos para ser consumidos en casa y que cobran su interés en la medida en que puedan ser procesados por la familia. Recientemente este modelo entró en crisis por la madurez de los hijos que cambiaron el formato a uno en el que ya no se necesitaban más caldos nutricios de la madre sino que se convirtieron en una propuesta desde sí mismos de lo que debía ser la estetización de las experiencias en familia y que más bien tomaron un criterio de producción hacia productos más sólidos, menos simbólicos y precarios, que van desde la remodelación de la casa misma, del espacio que antes era taller y museo, hasta la producción de alimentos que desde la culinaria, proponen todos los aspectos necesarios para la adecuada nutrición real de la familia, que sean nutricios sin su aspecto simbólico y de representación. Alimentos sin más, preparados por sus propias manos y ofrecidos a la madre en contraprestación, ahora que ha terminado su capacidad reproductiva. Estos cambios sustantivos modifican el ritual dentro del hogar y el motivo de los happenings o estetización de la experiencia familiar. Y así se cierra el círculo, no solo como acto de entregar, sino como actitud de recibir, incluso pequeños happenings de cuidado a la madre envejecida.

lunes, 7 de julio de 2025

Gluttonery - 7 de julio de 2025 - más tarde.

 Si yo eyaculo mis ideas entonces estamos ante la práctica de un Dios creador, donde cada trazo no es solo un acto de placer extáltico sino un acto de amor, amor violento incluso, de sexo y muerte. Cada trazo es un acto poético, o violento, o de rasgón de la vida. De incluir la imágen en el mundo de las imágenes posibles, ya sea hacia lo espiritual, o hacia lo sublime. Hacia la pureza o lo orgánico. Es otro acto de crueldad, de deshilvane. De puta creación. Es un acto de sublevación, de peinarse como uno quiera, como de utopía hippie y libertad. 

Gluttonery - Julio 7 de 2025.

La menarquia es la primera menstruación y es la puerta de entrada a la experiencia de la sexualidad. Desde esa temprana fecha yo ya sabía que me iba a prostituir por la atracción tan enorme que ejercía sobre mí el encuentro sexual, y obtener un orgasmo se me volvió como una especie de reto, ritual tras ritual. Yo sí lo obtuve muchas veces, no como otras mujeres, porque para mí era una experiencia excepcional de todo mi gusto. No produzco obras de arte como eyaculando, tener sexo era una experiencia envolvente en sí misma, con sus propias características, no fué de gran interés llevarlo hacia la representación, uno representa lo que no tiene, las formas puras que difícilmente encontramos en la naturaleza, pero la sexualidad tenía su propio contexto y lenguaje, y llevado al éxtasis, no era necesario buscar otro modo de placer para acceder a él. Hoy ya no tengo sexo, se acabó con la menopausia como a los 44 años, pero era una sensación como comer, comer hasta hartarse, deleitarse con la amalgama de sabores , colores, texturas. Quizás otra experiencia estética similar era conducir carro, sentir el viento sobre la cara, manejar irresponsablemente, quedar al libre arbitrio entre la vida y la muerte. De algún modo se trata de estetizar la experiencia de vida, no de llevar la vida hacia las artes plásticas, sino de llevar las experiencias estéticas a las experiencias volitivas, vivir la vida como si fuera una obra de arte, decía Foucault. Y es que lo más plástico de la experiencia es la vida misma, el disfrute del momento, del ritual, no hace falta su representación, representar constituye otra forma de placer en donde lo que se representa son las formas abstractas que no existen en la naturaleza y no la naturaleza misma cuya estetización ya hace de por sí un acto de placer a los sentidos. Siendo así, el acto de producir el arte se erige como una experiencia de apropiación y éxtasis, como escuchar música y dejarse envolver por los sonidos, la experiencia no necesita mucho más. Si soy yo quien produce las imágenes sonoras, textuales, visibles, la experiencia debe estar cercana al extasis, la acción misma de producir arte debe ser placentera para que valga la pena. De ahí que como acto de la voluntad no cumpla únicamente con mostrar a un espectador,, que puede ser otra experiencia sensible de dárselas frente a un tercero, observar y ser observado, una experiencia voyeur, pero no que corresponde a mi práctica artística, para ese efecto yo tuve programa de televisión en donde yo misma era ícono en una imagen proyectada. Sentirse observado no es pues una de mis experiencias más placenteras, que más me lleven al éxtasis durante la creación de cualquier producto artístico. Esa experiencia de como cuando uno pretende comerse el mundo constituye pues el eje central de mi apuesta como artista plástica, no es suficiente que exista un objeto en sí, sino una experiencia que enriquezca al individuo creador.