Si yo eyaculo mis ideas entonces estamos ante la práctica de un Dios creador, donde cada trazo no es solo un acto de placer extáltico sino un acto de amor, amor violento incluso, de sexo y muerte. Cada trazo es un acto poético, o violento, o de rasgón de la vida. De incluir la imágen en el mundo de las imágenes posibles, ya sea hacia lo espiritual, o hacia lo sublime. Hacia la pureza o lo orgánico. Es otro acto de crueldad, de deshilvane. De puta creación. Es un acto de sublevación, de peinarse como uno quiera, como de utopía hippie y libertad.
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